La fundación de Guayaquil fue
un proceso de conquista española en la actual región litoral de Ecuador,
con lo cual, después de varios traslados y conflictos con pobladores nativos de
culturas precolombinas, quedó definitivamente fundada la ciudad de Santiago de
Guayaquil. La conquista se desarrolló entre 1534 y 1547, durante
la cual fue cambiando de nombre de acuerdo al lugar de establecimiento,
conservando el nombre de su santo
patrono.
El proceso
fundacional ocurrió tras el ingreso de Diego de Almagro a la serranía
norte del antiguo Tahuantinsuyo de los incas, enviado por
el marqués Francisco Pizarro desde el Cuzco, con el
objetivo de acelerar la colonización de estos territorios y fortificarlos para
contrarrestar la eventual invasión del adelantado Pedro de Alvarado, quien
venía desde América Central. Almagro fundó la ciudad de Santiago de Quito
el 15 de agosto de 1534, cerca de la actual localidad de Riobamba en
Ecuador. Tras las negociaciones entre Almagro y Alvarado, la ciudad de Santiago
tuvo que ser trasladada a otro sitio, ya que no cumplía con los requisitos
impuestos por el rey de España en la Real Cédula expedida
el 4 de mayo de aquel año, con lo cual se designó la salida de dos
expediciones.
La primera
expedición tomó rumbo norte y fundó la villa de San Francisco de
Quito el 6 de diciembre de ese mismo año por Sebastián de Benalcázar.
A mediados de 1535, salió la otra expedición con destino hacia el litoral,
sin embargo, tomaron rumbo sur de vuelta a Piura. Benalcázar agrupó a varios
hombres y provisiones para zarpar vía marítima al golfo de Guayaquil y
remontar el río Guayas para trasladar la ciudad de Santiago de esta
región.
Los nativos
de la región fueron el principal obstáculo del establecimiento de la ciudad, ya
que opusieron resistencia varias veces ante la presencia de los españoles. La
población fundada por Benalcázar a finales de 1535 fue destruida por incendios
provocados por los chongos; luego su reconstrucción y traslado en manos
de Hernando de Zaera en 1536 también fue atacada en muchas
ocasiones, dejando bajas importantes en la población; después, en 1542 el
capitán Francisco de Orellana ordenó y ejecutó el traslado de la
ciudad a otro sector, sin embargo, tras su salida se llevó consigo a varios
soldados dejando desprotegida a la población, por lo cual Diego de Urbina mudó
nuevamente Santiago a otra ubicación. Los huancavilcas asolaron
nuevamente a los pobladores, quienes se vieron obligados en 1543 a
trasladarse cerca del primer asentamiento de Benalcázar. Por último, debido a
las guerras civiles entre españoles, se decidió trasladarla definitivamente en
su actual ubicación al margen occidental del río Guayas.